lunes, 28 de noviembre de 2011

Entre nosotros hay algo personal



- ¿Que siente Usted al estar en mis brazos?
- Compañía, ternura, sensualidad y paz.
- Qué piropeador está, Hierba!
- Usted sabe que tan sólo digo lo que siento. Y su aroma me enloquece.
- Lo sé, era una broma. Nunca he tenido en mis brazos a alguien como Usted.
- Será que Usted me hace sentir lo que otras no, y además tenemos mucho en común.
- Yo tan sólo me brindo como sé, espontáneamente. Doy lo que tengo.
- Por eso ha crecido tanto con los años! Lo hace sin exigencias, sin culpas y con profundo amor.
- ¿Las otras no son así?
- No, el pasado las condena. Pero son buenas: quieren sentir y dar. Pero se aferran a lo que las dañó, y no se quieren brindar. Desconfían de si mismas y buscan algo perfecto. Y finalmente regresan al pasado.
- Ah! Pero así no se puede ser feliz. Las ramas bajas caen cuando las nuevas las sombrean. Sino son una carga perniciosa. En realidad sino se sacan, actúan como parásitas de si mismo.
- Sin duda. Ser como un nuevo brote de pasto de la semilla de la espiga que ya dió frutos: Con una vida plena por delante, sino se está condenado a la soledad e infelicidad.

- TunombremesabeaHierba, Gracias por estar entre y bajo mis ramas.
- TunombremesabeaPino, Gracias por abrazarme cada atardecer y darme tu perfume.

Y el Sol emocionado regaló sus últimos cálidos rayos del atardecer, entre la Hierba y el Pino.





Porque te quiero a ti, porque te quiero,
aunque estás lejos yo te siento a flor de piel.